NUEVO FRACASO DE BOB IGER
Las declaraciones de la actriz latina Rachel Zegler, la última Blancanieves de la Disney, ha provocado toda una polvoreda muy exagerada, llenas de odio, que han recibido una respuesta excesiva y rencorosa. De acuerdo que es muy mala actriz y que sus declaraciones son estúpidas. Si quiere echar por la cloaca su carrera allá ella pero la polémica la ha dado a conocer y público que ignoraba su existencia ahora ya la tiene en la cresta de la fama.
Lo que dice Rachel no es nuevo, llevo ya más de cinco décadas escuchando aburrido discursos semejantes. En mi ya lejana juventud un crítico llamado Domènec Font, ya olvidado, decía que «el cine no es arte, es ideología«. La ideología políticamente correcta, actualmente defenestrada, era el maoismo de infausta memoria.
Lo de rodar una Blancanieves moderna, una especie de Mulán o Juana de Arco, ya lo vimos en Espejito, espejito (2012) y más concretamente en Blancanieves y la leyenda del cazador (2012) que hasta tuvo una segunda parte, El cazador y la Reina de Hielo (2016).
En ese film, la reina mala (Charlize Theron) era mucho más guapa que la propia hijastra, pero la actriz Kristen Stewart no se metió en líos y su carrera continuó en paz.
El año pasado tuvimos la polémica exagerada de La sirenita (2013) en la que todo el mundo se metió con Halle Bailey (no confundir con Halle Berry) porque es negra, pero la chica fue humilde y aceptó las críticas no complicándose la existencia de forma gratuita.
Rachel Zegler en cambio ha hecho unas declaraciones muy desagradables y es víctima de un inaudito linchamiento. Beanie Bros ha realizado cortos de animación presentando a Zegler como una arpía fea y antipática. Para mí lo correcto es rechazar sus películas pero con esa campaña la han convertido en toda una celebridad. En fin.