LA NOUVELLE VAGUE FRANCESA
BANDA APARTE. Título original: Bande à part. Año: 1964. País: Francia. Dirección: Jean-Luc Godard. Reparto: Anna Karina (Odile), Sami Frey (Franz), Claude Brasseur (Arthur), Danièle Girard (profesora de inglés), Louisa Colpeyn (Madame Victoria), Chantal Darget (tía de Arthur), Georges Staquet (Legionario), Ernest Menzer (tío de Arthur), Jean-Claude Rémoleux (alumno que bebe alcohol), Jean-Luc Godard (narrador). Guion: Jean-Luc Godard. Música: Michel Legrand. Fotografía: Raoul Coutard (B&W). Columbia films. Duración: 95 minutos.
Película de culto de la Nouvelle Vague francesa ue inspiró a Quentin Tarantino y a mucho cine posterior.
Banda aparte está ubicada en una época. Por un lado la Francia rebelde pre mayo 1968, el inconformismo, la juventud inquieta propio de una época contradictoria.
En España decíamos «nosotros no somos una nouvelle vague, somos una vague triste«.
La frase nouvelle vague o nueva ola nos habla de nuevos vientos, de ansias de reforma y transformación. Este movimiento se gestó en la revista Cahiers du Cinema editada a partir de 1951. Los directores que la componían fueron previamente críticos que rechazaban el cine francés de «calidad» por su utilización de decorados de estudio y buscaron el realismo. Se rodaba en interiores naturales, cámara al hombro, una fotografía de fuerte contraste, actores desconocidos, equipos reducidos.
Jean-Luc Godard (París, 3 de diciembre de 1930) arrasó con Al final de la escapada (À bout de souffle, 1960) con Jean Seberg y Jean Paul Belmondo, en aquel momento un actor completamente desconocido que triunfó con esta película. Planos largos, ruptura del lenguaje cinematográfico tradicional.
Diez películas después estrenó el título que nos ocupa. Banda aparte trata de dos chicos y una chica marginados por el sistema. Ellos son ladrones de poca monta, gangsters baratos de baja estofa. Ella no tiene padres y vive con sus dos tíos, dos personas que no la tratan bien y que poseen una fortuna en un armario. Dinero negro que Hacienda no ha contabilizado.
No voy a contar las vicisitudes. Odile (la actriz danesa Anna Karina, esposa entonces de Godard) es una chica soñadora que es dominada por los dos muchachos, alternativamente sus novios. Viven aventuras extrañas. Van al Louvre y lo recorren corriendo para batir un record (escena que vimos repetida en Soñadores) y bailan un madison antológico en un café.
Godard nos muestra una sociedad de gente que está desconcertada, que no sabe por donde tirar, que viven de sueños y fantasías. Gente desarraigada que desconoce su potencial y que viven la vida tal como sale, improvisando, buscando salir del paso pero incapaces de enmendar su futuro.
Anna Karina, musa de la Nouvelle Vague, ofrece su mirada tierna, su timidez y su dulzura al personaje que le es enconmendado. La fotografía es pura poesía. Es como un sueño. El tiempo ha conservado perfectamente esta aventura de tan peculiar trío en donde Godard muestra su amor al cine y a la vida.
La pasión de rodar productos artesanales alejado de la gran industria y sus condicionamientos, de los argumentos trillados y personajes prefabricados. Godard de ser más coherente hubiera llegado mucho más lejos pero sus inquietudes pudieron con él. Es una leyenda del séptimo arte.