Vicios privados, públicas virtudes (1976)

LAS ORGÍAS DE  LOS RICOS

VICIOS PRIVADOS, PÚBLICAS VIRTUDES. Título original: Vizi privati, pubbliche virtù. Año: 1976. País: Italia. Dirección: Miklós Jancsó. Reparto: Lajos Balázsovits, Pamela Villoresi, Franco Branciaroli, Teresa Ann Savoy, Laura Betti, Ivica Pajer. Guion: Giovanna Gagliardo (Historia: Miklós Jancsó, Giovanna Gagliardo). Música: Francesco De Masi. Fotografía: Tomislav Pinter. Coproducción Italia-Yugoslavia; Filmes Cinematografica / Jadran Film Duración: 104 minutos.

Recreación libre de los últimos días de la vida de Rodolfo de Habsburgo, heredero del trono austro-húngaro, centrada en su vida sexual. En contra de la voluntad de su padre, el emperador Francisco José, sus días transcurren en el libertinaje, en una permanente fiesta donde abundan los escándalos y las orgías; además, mantiene un largo amorío con una mujer de la nobleza rural húngara, muy inferior en clase a la suya, María Vetsera, junto con quien muriera 1889.

En los años setenta las cintas eróticas se pusieron de moda y rara era la semana en que no se estrenara una cinta mostrando cuerpos desnudos de bellos jóvenes de ambos sexos.  Las pantallas reflejaban ansias como la liberación sexual que en tiempos anteriores estaba siendo ninguneada o perseguida. Esta cinta de Miklós Jancsó (Vác, Pest, 27 de septiembre de 1921 − Budapest, 31 de enero de 2014) fue de las  más exitosas por la belleza de sus imágenes.
Jancsó fue un cineasta húngaro muy crítico con su tiempo. Hungría estaba gobernada por un régimen comunista,  mitificado en la Europa del Oeste pero con gran resistencia en sus países de origen en los que tenían otra percepción del sistema.
Vicios privados, públicas virtudes no es una película húngara sino italiana, con guión de Giovanna Gagliardo, su esposa en la época, producida por una productora privada y dirigida a su explotación comercial. Es  decir, a conquistar la taquilla. No se trata de la típica película de cine-club por las que Jancsó se había movido hasta entonces.
Sino que iba a poder acceder al  gran público internacional que quedó fascinado por sus coreografías y sus bellas  imágenes.

Así, la película durante una hora es una auténtica borrachera de imágenes. Un espectáculo bello que en la actualidad no se estila.  Un film agradable a la vista con largos planos secuencia al estilo inconfundible  de Jancsó.
Los últimos veinte minutos, una vez acabada la fiesta son muy inferiores. Visto en el  mundo actual este film puede chocar pero en aquel tiempo las revueltas eran corrientes. Mayo del 68 había transcurrido 8 años antes  de ese rodaje. Una revuelta organizada por los hijos de los burgueses,  la futura clase dominante.
En Vicios privados, públias virtudes nos encontramos con una revuelta en forma de  orgía en la que participan los hijos de los nobles de Austria, gente que en su vida han sufrido exclusión y que ignoran lo que es ganarse el pan con el sudor de su frente. Gente que de ningún modo son la solución sino parte del problema.
Si ideológicamente es contestable, su imaginaría está fuera  de toda discusión. Un tipo de cine vital que ensalza los sentidos y cuyo atractivo no ha menguado pese al paso de los años.

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