Ayudas al Cine, la eterna canción

ESPAÑA ATRASADA EN AYUDAS

Alemania ha duplicado sus ayudas para el cine para el próximo año, hasta 150 millones de euros. En Italia el acuerdo parlamentario suscrito el pasado otoño impedirá que el fondo destinado a esta industria audiovisual baje de los 400 millones. Y en Francia… Francia es la envidia del resto de las industrias audiovisuales europeas: 666,72 millones para el sector en 2016.
En España, en cambio, la percepción es distinta. La anterior Ley del Cine otorgaba las subvenciones a posteriori, usando como principal parámetro la venta de entradas, lo que dio lugar al fraude del taquillazo.
Aunque el modelo por excelencia sigue siendo Francia. «Me quiero poner al servicio del cine, porque es un arte que dice cómo es el mundo«, asevera la ministra de Cultura, Françoise Nyssen. Y lo hizo con un presupuesto de 666,72 millones en 2016, de los cuales 140 procedieron de la tasa del 10,72% sobre cada entrada a las salas. Francia luce una cuota de mercado del 35,8% para los filmes nacionales, récord europeo, y la mayor asistencia al cine del continente (213 millones de entradas en 2016). Y, en su programa electoral, el presidente Emmanuel Macron proponía nuevas apuestas: un Netflix europeo que promocione el cine del continente y un bono de 500 euros para gastos culturales para cualquier joven que cumpla 18 años.
En España la cultura no interesa. Se tiene la percepción que los cineastas queremos vivir de la teta del Estado y no es así. El cine, todo el audiovisual, es un inmenso negocio que mueve grandes fortunas tanto en salas, como en televisión o formatos domésticos. Las películas españolas tienen poco éxito, pero las series funcionan mucho mejor. Es una industria que da de comer a mucha gente y no se puede menospreciar como la ha hecho el Gobierno español por sistema.

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