Cara y cruz: Emigración española

PERDIENDO EL NORTE

En más de una ocasión los españoles nos hemos visto forzados a la emigración, a desplazarnos de nuestras tierras y buscar en otros lugares la oportunidad que se nos niega. Emigrar es duro. Paradójicamente en las últimas décadas España se ha convertido en un país receptor de inmigración procedente de Marruecos, Latinoamérica y el este de Europa, también asiáticos. Rizando el rizo en la actualidad conviven las dos clases de emigración, aquella que llega a España y la de españoles que se ven forzados a coger la maleta e irse. Dos películas patrias muy separadas por el tiempo ilustran el tema. En ambas está José Sacristán aunque con papeles muy distintos.

¡Vente a Alemania, Pepe! (1971)  de Pedro Lazaga con guión de Vicente Coello y un importante reparto: Alfredo Landa, José Sacristán, Tina Sáinz, Antonio Ferrandis, Gemma Cuervo, Fernando Guillén, Manuel Summers.
Nos encontramos con la clásica película de paletos que en aquella época hacía gracia en las plateas españolas. Un cine que en la actualidad produce vergüenza ajena y que reflejan una realidad que deseamos olvidar. La España tardofranquista de un pueblo que comenzaba a despertar, dominado por una iglesia intransigente que imponía unas normas morales muy estrictas. Una sociedad machista obsesionada con la virilidad.
El protagonista de esta fábula emigra a tierras teutonas creyendo que se iba a comer el mundo, que se convertería en millonario y que ligaría con una legión de hembras despampanantes encontrándose con duras jornadas laborables, exiliados republicanos y marginación.
Alfredo Landa sabía componer sus personajes de paleto ignorante de escasas luces y pobreza cultural que tanto hizo reír a sus contemporáneos aunque para otros nos producía una sensación de tristeza. Aquella España que soñaba con la democracia, el Mercado Común y la modernidad, salir del ancestral subdesarrollo y las burdas costumbres de gentes que no tuvieron acceso a la cultura.
Pedro Lazaga era en realidad un cineasta del régimen franquista pero antetodo un excelente profesional que sabía contar historias, darles ritmo y vivacidad. Sus películas nunca aburrían y gozaban de un importante éxito comercial a pesar del desprecio de la crítica que siempre fue muy dura con las producciones patrias. El autodesprecio, el complejo de inferioridad por una realidad que no nos gustaba y nos producía bochorno e incomodidad.

Han pasado 44 años de la anterior cinta y por fin llega Perdiendo el Norte (2015) de Nacho G. Velilla con un reparto actual: Yon González, Julián López, Blanca Suárez, Miki Esparbé, José Sacristán, Úrsula Corberó, Malena Alterio, Javier Cámara, Carmen Machi, Younes Bachir, Arturo Valls.
Si el filme de Lazaga era en cierto modo reflejo de una sociedad centrada en la esperanza, la presentelo es de la decepción. La modernidad, la democracia española, el régimen del 78, la Comunidad Europea nos ha traído muchas decepciones.
Los españoles nos vemos obligados a emigrar de nuevo porque nuestro país no puede ofrecernos un futuro digno, pero esta vez los  emigrantes no son paletos como antaño, son la llamada generación perdida, son universitarios y gente cualificada con varias carreras y másters.
Ya no anhelan perseguir a las hembras teutonas creyendo que son fáciles y placenteras, pero acuden arrogantes a las entrevistas de trabajo muy seguros de sí mismos.
Pero todo es un espejismo, las luces de neón se han apagado y sólo queda pasar hambre, tragarse el orgullo y empezar de nuevo una vez más en un país con un idioma complicado de aprender,una sociedad que no les acoge con los brazos abiertos y donde todo es dificil. Una sociedad competitiva y exigente a la que no están acostumbrados. La emancipación es dificil pero estos españolitos no son tan toscos ni tan torpes como sus predecesores.

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