Películas mexicanas 2

MARÍA CANDELARIA (1944)

MARIA CANDELARIA (XOCHIMILCO). Año: 1944. País: México. Dirección: Emilio Fernández. Reparto: Dolores del Rio (María Candelaria), Pedro Armendáriz (Lorenzo Rafael), Alberto Galán (El Pintor), Margarita Cortés (Lupe), Miguel Inclán (Don Damian), Beatriz Ramos (Periodista), Rafael Icardo (Cura), Julio Ahuet (Jose Alfonso), Lupe del Castillo (Huesera), Lupe Inclán (Cotilla), Salvador Quiroz (Juez), Nieves (Modelo), Elda Loza (Modelo), Lupe Garnica (Modelo). Guion: Emilio Fernández, Mauricio Magdaleno. Música: Francisco Domínguez, Rodolfo Halffter. Fotografía: Gabriel Figueroa (B&W). Films Mundiales. Duración: 102 minutos.
Ganadora de la Palma de Oro del Festival de Cannes 1944.

La estrella  de Hollywood Dolores del  Río (Durango, México, 3 de agosto de 1905-Newport Beach, California, Estados Unidos, 11 de abril de 1983) había triunfado en los años 20 y 30 en la gran pantalla pero en 1943 la insdustria comenzaba a darle la espalda por lo que la actriz se trasladó a su México natal cuya cinematografía estaba viviendo su mejor momento.
El actor y director Emilio Fernández le quiso hacer un regalo para su 38 aniversario pero como siempre estaba sin blanco. Así que en un centro nocturno empezó a escribir un guión en servilletas de papel que terminó en una noche. Era el  guión de María Candelaria  que se llevó a la pantalla con numerosas dificultades. Presentada en el Festival de Cannes obtuvo la Palma de Oro a la mejor película, toda una hazaña para un film mexicano que empezó a labrar su prestigio internacional.
La cinta se filmó completamente en Xochimilco, en unos decorados construidos por Manolo Fontanals, y estuvo llena de numerosas contrariedades.

Estamos ante una película de culto. Una pareja de indígenas mexicanos se ve acosada por el cacique de Xochimilco que pretende a la mujer que le rechaza. María Candelaria es hija de una prostituta liinchada por su pueblo y marginan a la pobre muchacha.
La película es muy bella en imágenes pero da un retrato cruel de una sociedad encerrada en prejuicios ancestrales. Ese chismorreo de gentes que siempre indagan las vidas ajenas, que se erigen en jueces y verdugos.
El cine de Emilio Fernández es generalmente trágico. Sus finales son tristes y melodramáticos. El  destino se ensaña con sus personajes que viven en sociedades cerradas, que no evolucionan y viven apegadas a la religión. Una sociedad de curanderas y cotillas carentes de sentimientos. Personas obtusas que no son capaces de cuestionar su entorno ni su realidad.

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